jueves, 22 de mayo de 2008

La comunicación persuasiva y sus efectos en el cambio de actitudes

La actitud, en los seres humanos, es un elemento significante de conductas en las personalidades individuales de cada sujeto. Este elemento (la actitud), como cualquier otro, es vulnerable a manipulaciones externas, específicamente sociales y culturales. De ese modo, es susceptible a caer en los efectos de una persuasión que coaccione las bases mismas de la personalidad de un individuo.
Para que una comunicación persuasiva cambie o influya en las actitudes y conductas debe antes haber transformado los pensamientos y creencias (bases de una personalidad) del receptor del mensaje. Este es el principio básico por el cual se rigen muchas de las más exitosas campañas publicitarias comerciales, políticas y de consumo hoy en día.
El proceso de persuasión, según la mayoría de estudios, es pensado y teorizado como un conjunto de etapas en las que se desarrollan ciertos procesos clave para el fin buscado. Hay cuatro principios fundamentales que deben tomarse en cuenta al momento de verificar el grado de incidencia que tiene un mensaje persuasivo en la actitud de una persona: la fuente, el contenido del mensaje, el canal comunicativo y el contexto.
Así pues, los dos medidores de mayor importancia, para la influencia en la actitud, son el contenido del mensaje y el contexto en el cual es recibido. Es así que un mensaje de superación individual basada en el consumo de un producto puede llegar a un individuo que necesite visibilidad social y tenga, en ese momento, las posibilidades de conseguir ese beneficio (su forma de actuar se verá afectada cuando adquiera el producto, es posible que su confianza y su autoestima también se vean influenciados), sin embargo, si este individuo tiene el mismo problema pero no las posibilidades (su forma de actuar se verá definitivamente afectada, dañando su personalidad y afectando su espíritu y ánimos, creándole una necesidad quizá innecesaria).
Así trabaja la publicidad, manipulando el pensamiento de las personas basado en sus necesidades (sed, hambre, visibilidad, personalidad, etc.) y subyugando sus creencias (diciéndole que es cierto y que es falso, que es bueno y malo, que es importante y qué no).
La actitud es vulnerable, actuamos de acuerdo a nuestras necesidades, de acuerdo a nuestra manera de ver el mundo, de acuerdo a cómo pensamos la vida, de acuerdo a lo que creemos y en qué creemos. Si esos elementos se distorsionan, todo en nuestra cotidianidad lo hace.

1 comentario:

kriscia rodriguez dijo...

Hola!!! hey muy buena entrada, interesante la información que nos presentas, la imagen muy adecuada también y muy graciosa. Sigue escribiendo, es un gusto leerte... Suerte.. bye...